10 formas prácticas de destruir el mundo
Porque de cualquier modo será inevitable.
27/12/17
En esta entrega del Manual del Villano, veremos 10 formas de aniquilación global que están al alcance de la mano. La ciencia ha avanzado tanto últimamente, que ya no sólo es posible predecir los siniestros efectos de la destrucción total, si no que ayuda a concretarlos. He aquí, mi estimado odiador del mundo, 10 formas prácticas y económicas para que destruyas el planeta.
Elementos necesarios: ninguno.
Procedimiento: no hay procedimiento. Este método especial de destrucción masiva se comanda sólo; en todo caso, hay que recostarse y cruzar los dedos. Existe una ínfima probabilidad de que los doscientos mil septillones de átomos que componen el universo dejen de existir espontánea y simultáneamente. Además, según mis cálculos, la suma de todos los científicos locos del mundo trabajando al unísono en el resto de las formas de destruir el mundo podrían influir positivamente en la aceleración de este proceso natural de degradación impredecible. Nunca se sabe. Técnicamente, 200 mil septillones es un número enorme, pero es más fácil imaginarlo si se comprende que son sólo 100 mil septillones de moléculas de Oxígeno.
Probabilidad: cero. Las probabilidades se duplican si se tienen en cuenta a los científicos locos de mundos paralelos.
Elementos necesarios: un colisionador monstruoso rico en strangelets u otro tipo de materia oscura.
Procedimiento: enchufe el Gran Colisionador de Hadrones, seleccione el programa "crear materia extraña" y aguarde pacientemente durante el tiempo que tarde en absorber la totalidad de la masa del planeta, comenzando por los quarks, que son los más ricos. El problema se hará evidente cuando la maquinaria se haya absorbido a sí misma, por lo que es imperativo sostener la estabilidad de los strangelets durante todo el proceso (que puede durar entre 24hs y una eternidad, dependiendo de una infinidad de cosas incognoscibles).
Probabilidad: se desconocerá hasta el (ver cuenta regresiva).
Elementos necesarios: un agujero negro microscópico. Obsérvese que los agujeros negros no son eternos, se evaporan por culpa de Stephen Hawking. Su construcción no es para impacientes: se deben unir manualmente todos los neutrones del Monte Everest para formar una superficie comprimida de neutronio del tamaño de un agujero.
Procedimiento: coloque su agujero negro sobre una superficie plana, como una mesa o un planeta precolombino, y espere. Los agujeros negros tienen una densidad tan extraordinaria que atraviesan la materia sólida como una bala se desplaza en el aire. Al principio, el agujerito descenderá hasta China, absorbiendo todo a su paso, luego regresará y volverá a comenzar hasta que finalmente quede en reposo en el centro de La Tierra.
Probabilidad: Muy improbable, pero posible.
Elementos necesarios: 2.500.000.000.000 toneladas de antimateria (aproximadamente 14 mil millones de ballenas azules u 85 mil poblaciones mundiales). Tal cantidad de antimateria puede ser construida con cualquier Gran Colisonador de Hadrones, pero debe tenerse en cuenta que el proceso es muy lento, por lo cual, quizás, el amable villano desee directamente hacer saltar dicha cantidad de antimateria desde una cuarta dimensión espacial, ahorrándose un penoso trabajo que no le dará ningún tipo de reconocimiento por parte de absolutamente nada ni nadie.
Procedimiento: la técnica implica la creación de una bomba de antimateria de dimensiones tan colosales que haga volar a La Tierra hasta Saturno. ¿Qué tan difícil es eso? La energía de enlace gravitacional de un planeta de masa M y radio R está dada por la fórmula E=(3/5) GM2/R. Para el planeta Tierra, esa cifra es de aproximadamente 224 cuatrillones de Julios. El Sol tarda casi una semana para producir esa cantidad de energía. Téngase eso en cuenta; puede que el proceso sea más aburrido de lo que parece. Consiga algunas buenas revistas para leer durante el trámite, o explore Internet.
Probabilidad: escasa, debido a la desmesura de la bomba requerida. Sin embargo, bombas más pequeñas estarán disponibles muy pronto.
Elementos necesarios: una bombilla eléctrica.
Procedimiento: cualquiera sabe que el vacío no es vacío, que está lleno de cosas inimaginables. El vacío encerrado en un foco de 25 watts, por ejemplo, contiene suficiente energía como para hervir todos los océanos del planeta. Así es que todo lo que Ud. tiene que hacer es averiguar cómo extraer toda esa energía y aprovecharla de alguna manera ingeniosa. La reacción resultante probablemente baste para aniquilar a La Tierra y el resto de los planetas del Sistema Solar.
Probabilidad: Arthur C. Clarke sitúa la fecha en 2060. Hasta entonces, es poco probable.
Elementos necesarios: un agujero negro gigante o varios agujeros negros diminutos y motores de cohete. Opcional: un gran planeta rocoso.
Procedimiento: encuentre un agujero negro (el más cercano está a 1.600 años luz (491 parsecs) de la Tierra en la dirección de Sagitario, en órbita a V4641). Esta parte del plan malévolo es la más extensa. Existen dos métodos básicos: Traer el agujero negro a La Tierra, o llevar La Tierra al agujero negro (para eso son los motores de cohete). Ambas son peligrosas y demasiado ruidosas como para no levantar sospechas. Lo ideal es subcontratar una pequeña empresa que se dedique a la conspiración mundial para distraer a la civilización durante el procedimiento; tal vez usando un payaso gigante o un robot peludo que escupa colores.
Probabilidad: muy difícil, pero definitivamente posible. Sin embargo, no se espera contar con la tecnología necesaria hasta después del año 3.000. O unos 20 años para la invención de la máquina del tiempo (las referencias temporales corresponden a un observador externo no afectado por la distorsión espacio-temporal provocada por el desplazamiento del agujero negro).
Elementos necesarios: un poderoso conductor de masa -lo ideal sería muchos de ellos-; por suerte ya existen prototipos y especificaciones.
Procedimiento: esencialmente, lo que haremos será excavar en La Tierra y enviar todo el material extraído fuera de ella, hacia el espacio (equivalente a cavar una tumba para 1,1 sextillones de elefantes africanos). Para deshacerse del material se utilizará el conductor de masa, o bien puede reemplazarse por varios transbordadores espaciales que actúen como carretillas. Una tercera opción es construir un tren hacia La Luna. Y, por último, se puede crear un ascensor espacial. Pero ninguno de estos métodos es un camino fácil a menos que se cuente con una esfera de Dyson que permita obtener y aprovechar la enorme cantidad de energía necesaria para cavar tanto.
Probabilidad: a mil millones de toneladas de masa expulsada por segundo fuera del planeta a 11 km/segundo (velocidad de escape equivalente a 72 Everest por minuto, nueva unidad propuesta por mí), tomaría 189.000.000 años. O sea: es perfectamente posible, pero requiera paciencia.
Elementos necesarios: una piedra bien dura y un amigo con fuerza.
Procedimiento: cualquier cosa puede ser destruida si le golpea lo suficiente. Cualquier cosa, exceptuando el caso de un objeto inamovible golpeado por una fuerza imparable, en cuyo caso no se sabe que ocurriría. Más allá de eso, el concepto es simple: encontrar un gran asteroide o planeta, acelerarlo hasta alguna deslumbrante velocidad, y aplastar La Tierra con él. El resultado: una absolutamente espectacular colisión, por la que la Tierra se rompe y sus partes abandonan para siempre la gravedad planetaria para nunca jamás volver a coagular en un planeta nuevo. Para tener en cuenta: la velocidad de impacto mínima debe superar los 11 kilómetros por segundo y, suponiendo cero pérdida de energía, la piedra debería tener aproximadamente el 60% de la masa del planeta. Marte tiene una masa de alrededor de un 11%, mientras que Venus cerca de 81%. También servirían 10 billones de toneladas de asteroides (no esteroides) acelerados al 91% de la velocidad de la luz (casi 7 millones de maratones por segundo).
Probabilidad: bastante plausible por causas naturales y falsas alarmas.
Elementos necesarios: una sola máquina de von Neumann.
Procedimiento: dadas las condiciones y materias primas necesarias (hierro, magnesio, aluminio y silicio), una máquina auto-replicante de von Neumann es capaz de crear una copia exacta de sí misma. Por lo que no hay que hacer mucho: a medida que la población de autómatas celulares se multiplica, el planeta es comido por completo y convertido en un enjambre de nano-robots desalmados.
Probabilidad: prácticamente un hecho para el año 2050.
Elementos necesarios: una palanca, un punto de apoyo y Arquímedes. O bien: el tiempo.
Procedimiento: lanzar la Tierra al Sol. El envío de la Tierra en un curso de colisión con el Sol no es tan fácil como se podría pensar. Por culpa de Roche, es sorprendentemente fácil acabar con la Tierra en una órbita elíptica que se limite a asarnos una vez cada 8 meses, durante 4 meses. Sin embargo, una planificación cuidadosa puede evitar esto.
Probabilidad: por voluntad humana, es necesario esperar a que la tecnología esté disponible al menos por 250 años (el tiempo que tarda la luz en ir 57 veces hasta Alpha Centauri). Por intervención divina: el proceso puede ocurrir en cualquier momento dentro de los próximos 25 años (en años de Dios).
Aprende a dominar el mundo con el Manual del Villano
1: Falla total de la Existencia
Elementos necesarios: ninguno.
Procedimiento: no hay procedimiento. Este método especial de destrucción masiva se comanda sólo; en todo caso, hay que recostarse y cruzar los dedos. Existe una ínfima probabilidad de que los doscientos mil septillones de átomos que componen el universo dejen de existir espontánea y simultáneamente. Además, según mis cálculos, la suma de todos los científicos locos del mundo trabajando al unísono en el resto de las formas de destruir el mundo podrían influir positivamente en la aceleración de este proceso natural de degradación impredecible. Nunca se sabe. Técnicamente, 200 mil septillones es un número enorme, pero es más fácil imaginarlo si se comprende que son sólo 100 mil septillones de moléculas de Oxígeno.
Probabilidad: cero. Las probabilidades se duplican si se tienen en cuenta a los científicos locos de mundos paralelos.
2: Engullido por Strangelets
Elementos necesarios: un colisionador monstruoso rico en strangelets u otro tipo de materia oscura.
Procedimiento: enchufe el Gran Colisionador de Hadrones, seleccione el programa "crear materia extraña" y aguarde pacientemente durante el tiempo que tarde en absorber la totalidad de la masa del planeta, comenzando por los quarks, que son los más ricos. El problema se hará evidente cuando la maquinaria se haya absorbido a sí misma, por lo que es imperativo sostener la estabilidad de los strangelets durante todo el proceso (que puede durar entre 24hs y una eternidad, dependiendo de una infinidad de cosas incognoscibles).
Probabilidad: se desconocerá hasta el (ver cuenta regresiva).
3: Succionado dentro de un agujero negro microscópico
Elementos necesarios: un agujero negro microscópico. Obsérvese que los agujeros negros no son eternos, se evaporan por culpa de Stephen Hawking. Su construcción no es para impacientes: se deben unir manualmente todos los neutrones del Monte Everest para formar una superficie comprimida de neutronio del tamaño de un agujero.
Procedimiento: coloque su agujero negro sobre una superficie plana, como una mesa o un planeta precolombino, y espere. Los agujeros negros tienen una densidad tan extraordinaria que atraviesan la materia sólida como una bala se desplaza en el aire. Al principio, el agujerito descenderá hasta China, absorbiendo todo a su paso, luego regresará y volverá a comenzar hasta que finalmente quede en reposo en el centro de La Tierra.
Probabilidad: Muy improbable, pero posible.
4: Reacción explosiva entre materia y antimateria
Elementos necesarios: 2.500.000.000.000 toneladas de antimateria (aproximadamente 14 mil millones de ballenas azules u 85 mil poblaciones mundiales). Tal cantidad de antimateria puede ser construida con cualquier Gran Colisonador de Hadrones, pero debe tenerse en cuenta que el proceso es muy lento, por lo cual, quizás, el amable villano desee directamente hacer saltar dicha cantidad de antimateria desde una cuarta dimensión espacial, ahorrándose un penoso trabajo que no le dará ningún tipo de reconocimiento por parte de absolutamente nada ni nadie.
Procedimiento: la técnica implica la creación de una bomba de antimateria de dimensiones tan colosales que haga volar a La Tierra hasta Saturno. ¿Qué tan difícil es eso? La energía de enlace gravitacional de un planeta de masa M y radio R está dada por la fórmula E=(3/5) GM2/R. Para el planeta Tierra, esa cifra es de aproximadamente 224 cuatrillones de Julios. El Sol tarda casi una semana para producir esa cantidad de energía. Téngase eso en cuenta; puede que el proceso sea más aburrido de lo que parece. Consiga algunas buenas revistas para leer durante el trámite, o explore Internet.
Probabilidad: escasa, debido a la desmesura de la bomba requerida. Sin embargo, bombas más pequeñas estarán disponibles muy pronto.
5: Destrucción por detonación de vacío cuántico
Elementos necesarios: una bombilla eléctrica.
Procedimiento: cualquiera sabe que el vacío no es vacío, que está lleno de cosas inimaginables. El vacío encerrado en un foco de 25 watts, por ejemplo, contiene suficiente energía como para hervir todos los océanos del planeta. Así es que todo lo que Ud. tiene que hacer es averiguar cómo extraer toda esa energía y aprovecharla de alguna manera ingeniosa. La reacción resultante probablemente baste para aniquilar a La Tierra y el resto de los planetas del Sistema Solar.
Probabilidad: Arthur C. Clarke sitúa la fecha en 2060. Hasta entonces, es poco probable.
6: Succionado por un agujero negro gigante
Elementos necesarios: un agujero negro gigante o varios agujeros negros diminutos y motores de cohete. Opcional: un gran planeta rocoso.
Procedimiento: encuentre un agujero negro (el más cercano está a 1.600 años luz (491 parsecs) de la Tierra en la dirección de Sagitario, en órbita a V4641). Esta parte del plan malévolo es la más extensa. Existen dos métodos básicos: Traer el agujero negro a La Tierra, o llevar La Tierra al agujero negro (para eso son los motores de cohete). Ambas son peligrosas y demasiado ruidosas como para no levantar sospechas. Lo ideal es subcontratar una pequeña empresa que se dedique a la conspiración mundial para distraer a la civilización durante el procedimiento; tal vez usando un payaso gigante o un robot peludo que escupa colores.
Probabilidad: muy difícil, pero definitivamente posible. Sin embargo, no se espera contar con la tecnología necesaria hasta después del año 3.000. O unos 20 años para la invención de la máquina del tiempo (las referencias temporales corresponden a un observador externo no afectado por la distorsión espacio-temporal provocada por el desplazamiento del agujero negro).
7: Deconstrucción sistemática y meticulosa
Elementos necesarios: un poderoso conductor de masa -lo ideal sería muchos de ellos-; por suerte ya existen prototipos y especificaciones.
Procedimiento: esencialmente, lo que haremos será excavar en La Tierra y enviar todo el material extraído fuera de ella, hacia el espacio (equivalente a cavar una tumba para 1,1 sextillones de elefantes africanos). Para deshacerse del material se utilizará el conductor de masa, o bien puede reemplazarse por varios transbordadores espaciales que actúen como carretillas. Una tercera opción es construir un tren hacia La Luna. Y, por último, se puede crear un ascensor espacial. Pero ninguno de estos métodos es un camino fácil a menos que se cuente con una esfera de Dyson que permita obtener y aprovechar la enorme cantidad de energía necesaria para cavar tanto.
Probabilidad: a mil millones de toneladas de masa expulsada por segundo fuera del planeta a 11 km/segundo (velocidad de escape equivalente a 72 Everest por minuto, nueva unidad propuesta por mí), tomaría 189.000.000 años. O sea: es perfectamente posible, pero requiera paciencia.
8: Pulverizado por impacto con objeto contundente
Elementos necesarios: una piedra bien dura y un amigo con fuerza.
Procedimiento: cualquier cosa puede ser destruida si le golpea lo suficiente. Cualquier cosa, exceptuando el caso de un objeto inamovible golpeado por una fuerza imparable, en cuyo caso no se sabe que ocurriría. Más allá de eso, el concepto es simple: encontrar un gran asteroide o planeta, acelerarlo hasta alguna deslumbrante velocidad, y aplastar La Tierra con él. El resultado: una absolutamente espectacular colisión, por la que la Tierra se rompe y sus partes abandonan para siempre la gravedad planetaria para nunca jamás volver a coagular en un planeta nuevo. Para tener en cuenta: la velocidad de impacto mínima debe superar los 11 kilómetros por segundo y, suponiendo cero pérdida de energía, la piedra debería tener aproximadamente el 60% de la masa del planeta. Marte tiene una masa de alrededor de un 11%, mientras que Venus cerca de 81%. También servirían 10 billones de toneladas de asteroides (no esteroides) acelerados al 91% de la velocidad de la luz (casi 7 millones de maratones por segundo).
Probabilidad: bastante plausible por causas naturales y falsas alarmas.
9: Digerido por máquinas de von Neumann
Elementos necesarios: una sola máquina de von Neumann.
Procedimiento: dadas las condiciones y materias primas necesarias (hierro, magnesio, aluminio y silicio), una máquina auto-replicante de von Neumann es capaz de crear una copia exacta de sí misma. Por lo que no hay que hacer mucho: a medida que la población de autómatas celulares se multiplica, el planeta es comido por completo y convertido en un enjambre de nano-robots desalmados.
Probabilidad: prácticamente un hecho para el año 2050.
10: Consumido por el Sol
Elementos necesarios: una palanca, un punto de apoyo y Arquímedes. O bien: el tiempo.
Procedimiento: lanzar la Tierra al Sol. El envío de la Tierra en un curso de colisión con el Sol no es tan fácil como se podría pensar. Por culpa de Roche, es sorprendentemente fácil acabar con la Tierra en una órbita elíptica que se limite a asarnos una vez cada 8 meses, durante 4 meses. Sin embargo, una planificación cuidadosa puede evitar esto.
Probabilidad: por voluntad humana, es necesario esperar a que la tecnología esté disponible al menos por 250 años (el tiempo que tarda la luz en ir 57 veces hasta Alpha Centauri). Por intervención divina: el proceso puede ocurrir en cualquier momento dentro de los próximos 25 años (en años de Dios).
Aprende a dominar el mundo con el Manual del Villano