Un submarino espacial para Titán
Parte del calzado cósmico que la humanidad lleve puesto al dar el siguiente paso hacia lo desconocido.
20/8/15
Para penetrar la congelada corteza de Europa, la luna de Júpiter, pensamos en una nave-taladro. Pero Titán –satélite de Saturno– es muy diferente y amerita otra vuelta de la imaginación que nos lleva de Arthur C. Clarke a Julio Verne. El extraño vehículo del que hablaré hoy es todavía apenas un concepto, pero podría ser parte del calzado cósmico que la humanidad lleve puesto al dar el siguiente paso hacia lo desconocido.
Saturno –fácilmente reconocible pos sus anillos y la tormenta hexagonal eterna de su polo norte, cuyo misterioso origen sólo es conocido por las abejas de seis dimensiones que habitan el interior de este, el sexto planeta del Sistema Solar– tiene varias lunas. Más de doscientas, para ser aún menos preciso.
Pero entre los satélites de Saturno hay uno que destaca. Podría decir que Titán es prácticamente un planeta, pero temo que Plutón se suicide. El hecho es que, además de ser enorme, como su nombre deja sospechar, Titán es la única de las lunas conocidas que tiene atmósfera, y una bastante densa.
Pero lo más importante es que Titán, al igual que la Tierra, tiene nubes, mares, lagos y ríos... de etano y metano. Estos hidrocarburos tienen dos características inmensamente importantes:
Primero, dado que la temperatura del satélite ronda los -180 ºC, se tornan líquidos, como el gas natural licuado que usamos en nuestro planeta; por lo tanto, Titán tiene un ciclo de metano equivalente al ciclo del agua en la Tierra: éste se evapora, forma nubes, se precipita, crea ríos que desembocan en lagos y mares y se vuelve a evaporar.
Segundo, que son altamente combustibles.
Si a los desiertos marcianos enviamos pequeños arácnidos todoterreno, es lógico entonces llevar a Titán alguna especie de navío. Un barco sería posible y útil, pero nos dejaría lejos lo profundo donde se sospecha que podría esconderse la vida autóctona. Además, la tentación sería demasiado grande y estúpida y terminaríamos llamando al barco "Titanic".
Lo más razonable es un submarino, que pueda surcar la superficie e incluso estudiar la atmósfera nitrogenada pero también sumergirse en el metano. Y esa es la idea que está desarrollando NASA, por surrealista que parezca.
Normalmente, un submarino extraplanetario necesitaría una batería nuclear, ya que es poca la energía solar que logra traspasar la densa atmósfera del lejano Titán (1% de la que llega a la Tierra). Pero seamos prácticos: sería como llevar madera al Amazonas. Estamos hablando de un mar de metano, ¡combustible gratis! Sólo habría que inventar algún mecanismo para aprovecharlo con la menor cantidad posible de explosiones satelitales.
Un océano combustible tiene sus riesgos, pero éstos pueden transformarse en soluciones si se abordan bien. Por ejemplo, dado que el submarino debe ser más caliente que el entorno (para no congelarse), podría variarse su temperatura para controlar al ascenso y descenso, como en un globo aerostático.
Como se aprecia en el video –aunque NASA no lo ha confirmado–, el astromóvil (ese es el nombre técnico para este tipo de vehículos) lanzará luciérnagas hacia abajo y hacia adelante y no podrá ver mucho gracias al exceso de gráficos y animaciones futuristas que reinan en las profundidades de Titán.
El submarino tendrá como objetivo el mar de Kraken, el más grande cuerpo líquido del satélite, con una superficie mayor que la del Mar Caspio. Su profundidad se desconoce, pero no debería superar unos cientos de metros. El itinerario será, de punta a punta del lago, de casi exactamente 200 leguas de viaje submarino extraterrestre.
El cuándo es un poco más complejo. Por una cuestión obvia de márgenes de temperatura, convendría hacerlo durante el verano de Titán, es decir, cerca del año terrestre 2040. Suena lejano, pero te tomará desprevenido entre legalizaciones de matrimonios entre robots y noticias similares.
No puedo esquivar el pensamiento final de que a la Tierra le quedan reservas de gas natural para apenas unas décadas. Pero también me asalta la esperanza de que, para cuando la misión del Kraken se lleve a cabo, este submarino espacial sea el único artefacto humano que aún funcione con energía no renovable.
Saturno –fácilmente reconocible pos sus anillos y la tormenta hexagonal eterna de su polo norte, cuyo misterioso origen sólo es conocido por las abejas de seis dimensiones que habitan el interior de este, el sexto planeta del Sistema Solar– tiene varias lunas. Más de doscientas, para ser aún menos preciso.
Pero entre los satélites de Saturno hay uno que destaca. Podría decir que Titán es prácticamente un planeta, pero temo que Plutón se suicide. El hecho es que, además de ser enorme, como su nombre deja sospechar, Titán es la única de las lunas conocidas que tiene atmósfera, y una bastante densa.
Luna
Titán
Marte
Tierra
Pero lo más importante es que Titán, al igual que la Tierra, tiene nubes, mares, lagos y ríos... de etano y metano. Estos hidrocarburos tienen dos características inmensamente importantes:
Primero, dado que la temperatura del satélite ronda los -180 ºC, se tornan líquidos, como el gas natural licuado que usamos en nuestro planeta; por lo tanto, Titán tiene un ciclo de metano equivalente al ciclo del agua en la Tierra: éste se evapora, forma nubes, se precipita, crea ríos que desembocan en lagos y mares y se vuelve a evaporar.
Segundo, que son altamente combustibles.
Si a los desiertos marcianos enviamos pequeños arácnidos todoterreno, es lógico entonces llevar a Titán alguna especie de navío. Un barco sería posible y útil, pero nos dejaría lejos lo profundo donde se sospecha que podría esconderse la vida autóctona. Además, la tentación sería demasiado grande y estúpida y terminaríamos llamando al barco "Titanic".
Lo más razonable es un submarino, que pueda surcar la superficie e incluso estudiar la atmósfera nitrogenada pero también sumergirse en el metano. Y esa es la idea que está desarrollando NASA, por surrealista que parezca.
Normalmente, un submarino extraplanetario necesitaría una batería nuclear, ya que es poca la energía solar que logra traspasar la densa atmósfera del lejano Titán (1% de la que llega a la Tierra). Pero seamos prácticos: sería como llevar madera al Amazonas. Estamos hablando de un mar de metano, ¡combustible gratis! Sólo habría que inventar algún mecanismo para aprovecharlo con la menor cantidad posible de explosiones satelitales.
Un océano combustible tiene sus riesgos, pero éstos pueden transformarse en soluciones si se abordan bien. Por ejemplo, dado que el submarino debe ser más caliente que el entorno (para no congelarse), podría variarse su temperatura para controlar al ascenso y descenso, como en un globo aerostático.
Como se aprecia en el video –aunque NASA no lo ha confirmado–, el astromóvil (ese es el nombre técnico para este tipo de vehículos) lanzará luciérnagas hacia abajo y hacia adelante y no podrá ver mucho gracias al exceso de gráficos y animaciones futuristas que reinan en las profundidades de Titán.
El submarino tendrá como objetivo el mar de Kraken, el más grande cuerpo líquido del satélite, con una superficie mayor que la del Mar Caspio. Su profundidad se desconoce, pero no debería superar unos cientos de metros. El itinerario será, de punta a punta del lago, de casi exactamente 200 leguas de viaje submarino extraterrestre.
El cuándo es un poco más complejo. Por una cuestión obvia de márgenes de temperatura, convendría hacerlo durante el verano de Titán, es decir, cerca del año terrestre 2040. Suena lejano, pero te tomará desprevenido entre legalizaciones de matrimonios entre robots y noticias similares.
No puedo esquivar el pensamiento final de que a la Tierra le quedan reservas de gas natural para apenas unas décadas. Pero también me asalta la esperanza de que, para cuando la misión del Kraken se lleve a cabo, este submarino espacial sea el único artefacto humano que aún funcione con energía no renovable.
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