Tres regalos friquis que todo geek debería recibir
Tres alimentos indispensables para la mete curiosa.
19/11/13
Todos tenemos un amigo tan geek que se duerme manteniendo presionada la Z. Bueno, ¡basta! ¡Quitémonos las máscaras, no lo soporto más! Quiero que me regalen estas cosas. Ya tengo aerogel, y no me interesan las espadas láser a menos que sean reales (soy geek, no estúpido), así que sólo me faltan estos ítemes (y algunos más). Porque la vida es corta pero ancha y le caben muchas cosas...
El gömböc es un objeto matemáticamente diseñado para que regresar por sí mismo siempre al mismo punto de equilibrio sin importar cómo se lo coloque. La diferencia entre un gömböc y un gato que siempre cae sobre sus patas es prácticamente total. Un gömböc, por ejemplo, no tiene patas. También a diferencia de otros objetos que son más pesados en su base, el gömböc es de un material completamente homogéneo, por lo que su equilibrio depende 100% de su geometría. Su forma debe ser tallada con precisión submilimétrica para que el efecto surja.
Un error mínimo en la construcción puede dar como resultado que el único punto de equilibrio del gömböc se multiplique y se disperse por toda la superficie, creando varias posibles posiciones de reposo, y teóricamente eso es lo que pasa con las tortugas: son gömböcs imperfectos. Por suerte, las tortugas sí tienen patas. Dicho esto, parece evidente que las tienen más para balancearse en caso de quedar al revés que para caminar.
Si la evolución sigue haciendo bien su trabajo, las tortugas del futuro nos garantizarán horas de oscilante diversión (por otro lado, no tendrán patas, ya que su único objetivo en la vida es permanecer en la posición correcta). Mientras ese momento llega, tenemos la opción de comprar un gömböc desde € 150. Es más caro que una tortuga, pero no hay que darle de comer.
En realidad, no es tan caro teniendo en cuenta lo difícil que es fabricarlo. La belleza del gömböc reside en que es prácticamente un objeto matemático llevado al mundo real: es tan delicado que incluso las impurezas de polvo –tanto en la superficie como dentro del objeto mismo– pueden destruir su equilibrio. Si un gömböc se daña, pulirlo para restaurar las proporciones originales es aún más caro que fabricar uno nuevo. Intentar repararlo sería, en otras palabras, como llevarlo al psicoanalista.
Curiosidades acerca del gömböc:
La ecoesfera es un pequeño mundo autosustentable y completamente hermético. Contiene agua, aire, animales, algas y el ingrediente que no podía faltar: etcétera (que no sé qué es, pero todas las listas lo poseen). Además, contiene la metáfora de la vida, desde la célula, pasando por el organismo, hasta el planeta entero como ecosistema. Todo su contacto con el mundo exterior es la luz del Sol, energía pura. Es el regalo perfecto para un Geekus biologicus y una alternativa excelente a los acuarios, mucho menos cruel y más didáctica. Puede durar cinco años y no requiere mantenimiento.
Dentro de la ecoesfera, las algas fabrican oxígeno y los camarones crean nutrientes orgánicos, de modo que se alimentan mutuamente. En otras palabras, sería como si al ir al baño en un restaurante defecaras dólares para pagar la cena. Y luego soltaras un gas como propina. A veces la ecoesfera también incluye pequeños caracoles que mantienen limpio el recipiente al comer las algas que crecen en el vidrio (debería conseguirme unos de esos para mi monitor).
También es posible y relativamente sencillo construir una ecoesfera casera. Lo difícil es lograr el equilibrio justo para evitar, por ejemplo, que los animales coman más de lo disponible o que desplieguen batallas nucleares que destruyan la ecoesfera. Alternativamente, puede hacerse sólo con plantas: se ha demostrado que pueden subsistir 10 veces más que los animales y que son 10 veces más aburridas –20 veces más que mi legendario velador abisal–.
Se especula que 8 m3 de algas pueden producir en tiempo real suficiente oxígeno para que respire un ser humano. Si estás pensando en raptar una mujer para tu ecoesfera, la mala noticia es que necesitarás un recipiente de más de 8.000 litros de capacidad, es decir, una esfera con un diámetro mayor que dos metros y medio o un cubo con más de dos metros de lado. Pero no desesperes: si observas bien, verás que estás encerrado en una enorme ecoesfera junto con miles de millones de mujeres. ¡No podrías tener más suerte!
Precauciones y observaciones:
Las bayas milagrosas no son dulces por sí mismas, pero vuelven dulce todo lo que uno coma después (aunque sea amargo o ácido) durante cerca de una hora. En este sentido, las bayas milagrosas son muy parecidas al amor, que también es un elemento muy extraño y codiciado por los friquis (no es caro –de hecho, no tiene precio– y no le afectan la humedad, la temperatura ni la luz solar). También como el amor, la ingesta de estas bayas es una experiencia metafísica.
Son bayas rojas, de unos 3 o 4 cm, del arbusto africano Synsepalum dulcificum, aunque también pueden conseguirse como pastillas. Se pueden comprar online desde US$ 13 con envío incluido. Por un precio similar, pueden adquirirse las plantas en eBay, aunque sólo dan frutos dos veces al año, si es que sobreviven.
El efecto se debe al contenido de miraculina, una proteína que se adhiere a la lengua haciendo dos cosas: bloquea las papilas gustativas receptoras de sabor amargo y ácido, y, además, cambia de forma al entrar en contacto con alimentos ácidos, modificando la estructura de las papilas de lo dulce para que reaccionen a otros sabores. Como resultado, la miraculina hace saber extremadamente dulces los cítricos, las salsas picantes, la cerveza, los neumáticos, el papel aluminio y el ácido sulfúrico, entre otras cosas que no hemos podido corroborar por defunción del sujeto de pruebas.
Una vez que el alimento se traga, las proteínas vuelven a su estado original, aunque el proceso vuelve a repetirse mientras estén adheridas a la lengua. La miraculina no parece tener otros efectos secundarios, pero nunca se aceptó su uso como edulcorante dado que técnicamente no lo es. Por la misma injusta razón (no ser lo que no es), no se la ha catalogado como afrodisíaco ni como anticonceptivo, a pesar de que apostaría mi vida a que mejora considerablemente el sexo oral (una persona bajo sus efectos puede ser más insistente que un zombie sin dientes).
Lista impredecible obligatoria:
Gömböc
El gömböc es un objeto matemáticamente diseñado para que regresar por sí mismo siempre al mismo punto de equilibrio sin importar cómo se lo coloque. La diferencia entre un gömböc y un gato que siempre cae sobre sus patas es prácticamente total. Un gömböc, por ejemplo, no tiene patas. También a diferencia de otros objetos que son más pesados en su base, el gömböc es de un material completamente homogéneo, por lo que su equilibrio depende 100% de su geometría. Su forma debe ser tallada con precisión submilimétrica para que el efecto surja.
Un error mínimo en la construcción puede dar como resultado que el único punto de equilibrio del gömböc se multiplique y se disperse por toda la superficie, creando varias posibles posiciones de reposo, y teóricamente eso es lo que pasa con las tortugas: son gömböcs imperfectos. Por suerte, las tortugas sí tienen patas. Dicho esto, parece evidente que las tienen más para balancearse en caso de quedar al revés que para caminar.
Si la evolución sigue haciendo bien su trabajo, las tortugas del futuro nos garantizarán horas de oscilante diversión (por otro lado, no tendrán patas, ya que su único objetivo en la vida es permanecer en la posición correcta). Mientras ese momento llega, tenemos la opción de comprar un gömböc desde € 150. Es más caro que una tortuga, pero no hay que darle de comer.
En realidad, no es tan caro teniendo en cuenta lo difícil que es fabricarlo. La belleza del gömböc reside en que es prácticamente un objeto matemático llevado al mundo real: es tan delicado que incluso las impurezas de polvo –tanto en la superficie como dentro del objeto mismo– pueden destruir su equilibrio. Si un gömböc se daña, pulirlo para restaurar las proporciones originales es aún más caro que fabricar uno nuevo. Intentar repararlo sería, en otras palabras, como llevarlo al psicoanalista.
Curiosidades acerca del gömböc:
- El inventor del gömböc es húngaro, como el del cubo Rubik.
- El cubo Rubik necesita un poco más de ayuda para regresar a su estado original.
- El gömböc no es un gato, pero es buena idea tener un gato y llamarlo Gömböc.
- El gömböc más grande del mundo tiene 3 metros de altura (y funciona).
- Uno de 30 metros sería un excelente monumento nacional de Cibermitañolandia.
- Mi cuerpo momificado debería descansar en su traslúcido interior.
- Si su punto de equilibrio no está bien colocado, el gömböc se comporta también como un péndulo.
Ecoesfera
La ecoesfera es un pequeño mundo autosustentable y completamente hermético. Contiene agua, aire, animales, algas y el ingrediente que no podía faltar: etcétera (que no sé qué es, pero todas las listas lo poseen). Además, contiene la metáfora de la vida, desde la célula, pasando por el organismo, hasta el planeta entero como ecosistema. Todo su contacto con el mundo exterior es la luz del Sol, energía pura. Es el regalo perfecto para un Geekus biologicus y una alternativa excelente a los acuarios, mucho menos cruel y más didáctica. Puede durar cinco años y no requiere mantenimiento.
Dentro de la ecoesfera, las algas fabrican oxígeno y los camarones crean nutrientes orgánicos, de modo que se alimentan mutuamente. En otras palabras, sería como si al ir al baño en un restaurante defecaras dólares para pagar la cena. Y luego soltaras un gas como propina. A veces la ecoesfera también incluye pequeños caracoles que mantienen limpio el recipiente al comer las algas que crecen en el vidrio (debería conseguirme unos de esos para mi monitor).
También es posible y relativamente sencillo construir una ecoesfera casera. Lo difícil es lograr el equilibrio justo para evitar, por ejemplo, que los animales coman más de lo disponible o que desplieguen batallas nucleares que destruyan la ecoesfera. Alternativamente, puede hacerse sólo con plantas: se ha demostrado que pueden subsistir 10 veces más que los animales y que son 10 veces más aburridas –20 veces más que mi legendario velador abisal–.
Se especula que 8 m3 de algas pueden producir en tiempo real suficiente oxígeno para que respire un ser humano. Si estás pensando en raptar una mujer para tu ecoesfera, la mala noticia es que necesitarás un recipiente de más de 8.000 litros de capacidad, es decir, una esfera con un diámetro mayor que dos metros y medio o un cubo con más de dos metros de lado. Pero no desesperes: si observas bien, verás que estás encerrado en una enorme ecoesfera junto con miles de millones de mujeres. ¡No podrías tener más suerte!
Precauciones y observaciones:
- El cristal de la ecoesfera, al igual que la atmósfera terrestre, es susceptible a los meteoritos.
- Una ecoesfera se parece al ecosistema terrestre, pero sin imbéciles.
- El kit de la ecoesfera no incluye el Sol.
- Si la ecoesfera recibe demasiado sol, su contenido se convierte en sopa.
- Una ecoesfera también se parece a un átomo, pero con camarones en lugar de electrones.
Bayas milagrosas / Miraculina
Las bayas milagrosas no son dulces por sí mismas, pero vuelven dulce todo lo que uno coma después (aunque sea amargo o ácido) durante cerca de una hora. En este sentido, las bayas milagrosas son muy parecidas al amor, que también es un elemento muy extraño y codiciado por los friquis (no es caro –de hecho, no tiene precio– y no le afectan la humedad, la temperatura ni la luz solar). También como el amor, la ingesta de estas bayas es una experiencia metafísica.
Son bayas rojas, de unos 3 o 4 cm, del arbusto africano Synsepalum dulcificum, aunque también pueden conseguirse como pastillas. Se pueden comprar online desde US$ 13 con envío incluido. Por un precio similar, pueden adquirirse las plantas en eBay, aunque sólo dan frutos dos veces al año, si es que sobreviven.
El efecto se debe al contenido de miraculina, una proteína que se adhiere a la lengua haciendo dos cosas: bloquea las papilas gustativas receptoras de sabor amargo y ácido, y, además, cambia de forma al entrar en contacto con alimentos ácidos, modificando la estructura de las papilas de lo dulce para que reaccionen a otros sabores. Como resultado, la miraculina hace saber extremadamente dulces los cítricos, las salsas picantes, la cerveza, los neumáticos, el papel aluminio y el ácido sulfúrico, entre otras cosas que no hemos podido corroborar por defunción del sujeto de pruebas.
Una vez que el alimento se traga, las proteínas vuelven a su estado original, aunque el proceso vuelve a repetirse mientras estén adheridas a la lengua. La miraculina no parece tener otros efectos secundarios, pero nunca se aceptó su uso como edulcorante dado que técnicamente no lo es. Por la misma injusta razón (no ser lo que no es), no se la ha catalogado como afrodisíaco ni como anticonceptivo, a pesar de que apostaría mi vida a que mejora considerablemente el sexo oral (una persona bajo sus efectos puede ser más insistente que un zombie sin dientes).
Lista impredecible obligatoria:
- Synsepalum dulcificum no es un droga ya que no afecta al cerebro ni se consigue fácilmente.
- Junto con cualquier cosa chupable, mitiga los efectos secundarios del consumo de Cannabis sativa.
- Además de la experimentación directa, es posible y necesario dar miraculina a la gente sin que lo sepa.
- No digo más nada porque los fantasmas van a pensar que estoy loco.