Venus orbitando la Tierra
Sustituyendo una dama por otra: la Luna por Venus, el único planeta con nombre de mujer del Sistema Solar.
17/8/12
Siempre admiré a esa gente que se conoce todas las calles de una gran ciudad, qué ómnibus hay que tomar para ir a tal lado y qué panadería histórica había ahí donde ahora hay un sex shop. Bueno, no los admiro tanto: no aspiro a ser como ellos ni los envidio. Preferiría siempre invertir mi tiempo en los mapas de aquel vecindario que nunca podré recorrer. Aunque, quién sabe: quizá algún día sea taxista solar y te lleve a Venus...
Holst, Los planetas, Venus, el portador de la paz.
Venus es el único planeta femenino de este sistema estelar, con excepción del nuestro, y ciertamente merecería también el artículo femenino, omitiendo su carácter masculino de planeta: la Venus; el resto posee nombres de dioses y no de diosas. Siguiendo con esta intuición mitológica, los astrónomos modernos también apodaron con nombres de mujer a sus rasgos predominantes: Ishtar Terra (en honor a la diosa babilónica del amor), Aphrodite Terra (por su equivalente griego), y los cráteres Clara Barton (heroína de la Cruz Roja), Amelia Earhart (pionera de la aviación transatlántica), Florence Nightingale (fundadora de la enfermería moderna), Ana Pávlova (bailarina insuperable), Sacajawea (exploradora indígena que aparece en la moneda de 1 dólar de EE.UU.), Safo de Mitilene (sobresaliente poetisa griega), Sidonie Gabrielle Colette (escritora multifacética y sensual ) y así con todos. Y entre tantas femeninas cavidades y protestas de Freud los astrónomos incluyeron un único nombre masculino, el del físico James Clerk Maxwell, en honor a la montaña más alta del planeta, del tamaño del Everest.
Su ciclo observable de 584 días, que comienza y culmina cuando pasa tras del Sol, fue la base del calendario maya. Y fue tan buena elección que se desvió sólo dos horas en 481 años. En contraste, nuestro calendario solar ha llegado a desviarse durante la historia hasta varios meses en muchos menos años, pero más por terquedades intelectuales (política) que por errores del Sol en su aparente andar celestial.
En nuestro cielo cercano, Venus cambiaría las noches mucho más que Mercurio. Tiene casi el mismo tamaño que la Tierra, casi su misma gravedad y una masa bastante cercana. Pero otras similitudes son difíciles de encontrar: a diferencia de la Tierra y los otros planetas, Venus tiene una órbita prácticamente perfecta, circular. Son muy lentos su año y su día, más lento incluso éste que aquél. Y rota al revés que los demás: el Sol sale en Venus por su Oeste. Contradictorio e inspirador, como buena mujer.
Aún estando en su posición apropiada, el cuerpo de Venus es el tercero más brillante en nuestro cielo, después del Sol y de la Luna, y una noche de Venus llena, además de ser una tentación para el insomnio, nos ahorraría bastante electricidad. Junto con su brillo fluorescente donde le diera el sol, que oscilaría entre toda la gama de lámparas de bajo consumo (luz cálida, luz día y luz pizzería), su espesa atmósfera eléctrica nos regalaría por las noches un espectáculo luminoso inigualable: decenas de rayos por segundo surcando el globo venusino en grupos y dándole la vuelta cada cuatro horas. En honor a su calidad de espejo celeste, se le ha reconocido durante siglos en un símbolo que es justamente un espejo con un célebre mango ().
Lamentablemente, si al estar en órbita terrestre conservase su actual temperatura, todos recordaríamos estas palabras: "Un pequeño paaaaaaah!", pronunciadas por Armstrong mientras su nave se derretía a no menos de cuatrocientos grados. Y si el calor no bastara para frustrar a Houston, la presión de la atmósfera haría que, lejos de saltar como Heidi, el esqueleto del astronauta se pulverice como si pesara cien veces más. Algo así, entre opresión y fuego, fue lo que les pasó a las primeras naves soviéticas que intentaron posarse en Venus, inútilmente, medio siglo atrás. Por algo Venus, detrás de ese denso maquillaje de azufre y ácido sulfúrico, es la diosa de la calentura.
Holst, Los planetas, Venus, el portador de la paz.
Venus es el único planeta femenino de este sistema estelar, con excepción del nuestro, y ciertamente merecería también el artículo femenino, omitiendo su carácter masculino de planeta: la Venus; el resto posee nombres de dioses y no de diosas. Siguiendo con esta intuición mitológica, los astrónomos modernos también apodaron con nombres de mujer a sus rasgos predominantes: Ishtar Terra (en honor a la diosa babilónica del amor), Aphrodite Terra (por su equivalente griego), y los cráteres Clara Barton (heroína de la Cruz Roja), Amelia Earhart (pionera de la aviación transatlántica), Florence Nightingale (fundadora de la enfermería moderna), Ana Pávlova (bailarina insuperable), Sacajawea (exploradora indígena que aparece en la moneda de 1 dólar de EE.UU.), Safo de Mitilene (sobresaliente poetisa griega), Sidonie Gabrielle Colette (escritora multifacética y sensual ) y así con todos. Y entre tantas femeninas cavidades y protestas de Freud los astrónomos incluyeron un único nombre masculino, el del físico James Clerk Maxwell, en honor a la montaña más alta del planeta, del tamaño del Everest.
Su ciclo observable de 584 días, que comienza y culmina cuando pasa tras del Sol, fue la base del calendario maya. Y fue tan buena elección que se desvió sólo dos horas en 481 años. En contraste, nuestro calendario solar ha llegado a desviarse durante la historia hasta varios meses en muchos menos años, pero más por terquedades intelectuales (política) que por errores del Sol en su aparente andar celestial.
En nuestro cielo cercano, Venus cambiaría las noches mucho más que Mercurio. Tiene casi el mismo tamaño que la Tierra, casi su misma gravedad y una masa bastante cercana. Pero otras similitudes son difíciles de encontrar: a diferencia de la Tierra y los otros planetas, Venus tiene una órbita prácticamente perfecta, circular. Son muy lentos su año y su día, más lento incluso éste que aquél. Y rota al revés que los demás: el Sol sale en Venus por su Oeste. Contradictorio e inspirador, como buena mujer.
Aún estando en su posición apropiada, el cuerpo de Venus es el tercero más brillante en nuestro cielo, después del Sol y de la Luna, y una noche de Venus llena, además de ser una tentación para el insomnio, nos ahorraría bastante electricidad. Junto con su brillo fluorescente donde le diera el sol, que oscilaría entre toda la gama de lámparas de bajo consumo (luz cálida, luz día y luz pizzería), su espesa atmósfera eléctrica nos regalaría por las noches un espectáculo luminoso inigualable: decenas de rayos por segundo surcando el globo venusino en grupos y dándole la vuelta cada cuatro horas. En honor a su calidad de espejo celeste, se le ha reconocido durante siglos en un símbolo que es justamente un espejo con un célebre mango ().
Lamentablemente, si al estar en órbita terrestre conservase su actual temperatura, todos recordaríamos estas palabras: "Un pequeño paaaaaaah!", pronunciadas por Armstrong mientras su nave se derretía a no menos de cuatrocientos grados. Y si el calor no bastara para frustrar a Houston, la presión de la atmósfera haría que, lejos de saltar como Heidi, el esqueleto del astronauta se pulverice como si pesara cien veces más. Algo así, entre opresión y fuego, fue lo que les pasó a las primeras naves soviéticas que intentaron posarse en Venus, inútilmente, medio siglo atrás. Por algo Venus, detrás de ese denso maquillaje de azufre y ácido sulfúrico, es la diosa de la calentura.
Mercurio | Venus | Marte | Júpiter | Saturno | Urano | Neptuno |
"la diosa de la calentura" jajajaja!
ResponderEliminarEn primera la advertencia que haces antes de introducir nuestro comentario es fabulosa. Luego, la espontaniedad al escribir es como narrar a viva voz me encanta. Ojala asi de esta manera me hubiesen ensañado en la escuela el conocer " el sistema solar ", o me hubiesen hecho leer libros sobre esto mas amenos...Pero pensandolo bien antes me divertia y vacilaba ahora !aprendo y me sorprendo! (no quise ser anonimo pero no pude de otra forma)
ResponderEliminarQuerría que escribieras sobre algo interesante como los descubrimientos y demas. Saludos!
ResponderEliminarJaja, realmente me has echo imaginar al pobre de Armstrong tratando de caminar sobre la superficie de venus..
ResponderEliminarComo ayuda la musica a ambientar la lectura, es todo un place leer estos textos
ResponderEliminarCon venus como luna, no creo poder sentirme solo en las amargas noches.
ResponderEliminar¡Que hermosa!