Los anillos de la Tierra
Los anillos parecen ser cosa bastante común en el universo, y no es raro preguntarse por qué la Tierra no tiene y cómo sería vivir en un planeta anillado...
23/11/09
Anoche me choqué con una extraña animación que simulaba una Tierra con anillos como los de Saturno... y me quedé pensando. Los anillos parecen ser cosa bastante común en el universo (al menos cuatro de los planetas del Sistema Solar los tienen), y no es raro preguntarse por qué la Tierra no y cómo sería vivir en un planeta anillado, más allá de la psicodelia astronómica que heredaría la noche.
En realidad, esta [ast]romántica idea no es nada nueva. Desde el siglo XVII que los astrónomos se vienen preguntando cómo sería tener anillos en la Tierra, y no fueron pocos los que especularon, ya en los tiempos de Newton, que nuestro planeta era capaz de remontar anillos entre las nubes y la Luna.
Siglos más tarde, algunos cálculos llegaron incluso a sugerir que la Tierra tuvo anillos en algún momento -quizá hasta 16 anillos diferentes en distintas épocas durante los últimos 3.000 años-. Habrían sido creados por impactos de meteoritos en ángulos muy abiertos, pero no tuvieron la suerte de sobrevivir más que unos cientos de años.
Yendo más allá, una teoría más nueva sugirió que los restos caídos de estos anillos pudieron haber causado la extinción masiva del Eoceno (hace 35 millones de años) que acabó con varias especies animales (no con los dinosaurios; esa es otra película), así como otro anillo gigantesco podría haber ensombrecido y enfriado la Tierra, provocando una glaciación hace 570 millones de años.
Los anillos planetarios, esencialmente, no son más que enjambres de diminutos satélites, rocas atrapadas justo en un punto donde no pueden caer ni alejarse del planeta. Ese punto de perfecto equilibrio se llama Límite de Roche, y depende principalmente de la fuerza de gravedad.
Al estar conformados por objetos de distintos tamaños y masas, los anillos se van agrupando a diferentes distancias del planeta, siempre de acuerdo al Límite de Roche, y terminan creando configuraciones originales en cada planeta.
El resultado suele ser un grupo de anillos concéntricos, cada uno con su propia órbita, girando a distintas velocidades de acuerdo a la distancia (cuanto más lejos, más rápido) y con un color y brillo específico de acuerdo a sus materiales.
Si la Luna es un espectáculo magnífico, imagina millones de pequeños satélites girando día y noche a apenas unos miles de kilómetros de altura.
De haberlos, los anillos de la Tierra estarían alineados con el ecuador y formando un plano perpendicular a la superficie. El show sería muy distinto desde cada lugar del mundo: desde el ecuador, por ejemplo, los anillos de la Tierra se verían como un delgado rayo láser desvistiendo la noche en dos; desde las ciudades más cercanas a los polos, en cambio, los anillos se asomarían desde el horizonte como puentes sin principio ni fin.
Por las noches, reflejarían la luz solar como lo hace la vieja y querida Luna, aunque el espectáculo sería bastante más dinámico, tanto que aún habría varios hippies sentados en Woodstock. El lado negativo es que los anillos opacarían el escaso protagonismo que aún tienen las estrellas y cualquier otro fenómeno celeste.
De día, probablemente, los anillos bloquearían hasta un tercio de la luz, arrastrando sombras zigzagueantes de polo a polo. La temperatura media, en consecuencia, sería más baja en casi todo el mundo (quizá hasta dos grados menos), ya que los anillos dispersarían la energía del Sol con la misma eficacia con que una flatulencia dispersa a los pasajeros de un ascensor.
Dicho esto, es difícil no pensar en la posibilidad de crear un sistema de anillos artificiales para combatir el calentamiento global. La NASA incluso evaluó seriamente esa posibilidad, y las conclusiones fueron bastante interesantes.
El calentamiento global, ya sea causado por el Hombre o no, es algo que en algún momento deberemos combatir de forma activa, y esta es una de las ideas más interesantes que nació para tal fin.
Un anillo artificial podría estar formado por partículas de meteoritos de apenas milímetros o micrones de espesor, estaría a una distancia mucho menor que la de Saturno con respecto a sus anillos y soltaría su sombra principalmente sobre los trópicos. Esta sombra oscilaría como una "S" durante el transcurso de las estaciones, yendo desde una delgada línea sobre el ecuador en primavera y otoño hasta una mancha kilométrica en invierno y verano.
Las ventajas de un anillo artificial serían muchas, además de las climáticas: actuaría como un escudo que nos protegería de eventuales meteoritos, reflejaría las ondas de radio, creando un amplificador natural para las comunicaciones internacionales, y reduciría la radiación proveniente del espacio, así como eliminaría significativamente la necesidad de iluminación nocturna artificial.
En las zonas ubicadas a 45º de latitud (como Europa y el sur de Argentina), la iluminación nocturna sería muy distinta; a medianoche habría una luz equivalente a la que darían 12 lunas llenas al mismo tiempo, equiparando 48 lunas a eso de las 3 AM. Los atardeceres también serían surcados por un arco iris plateado 22 veces más brillante que la luna llena, por lo que anochecería más tarde y del mismo modo amanecería más temprano, casi nunca dejando al planeta en completa oscuridad.
El problema es que construir semejante anillo costaría cientos de billones de dólares y alteraría de forma imprevisible el comportamiento de ciertos animales y el crecimiento de las plantas, sin mencionar los posibles efectos sobre vampiros, hombres-lobo y poetas.
Por otro lado, en otros planetas, lo normal es que las partículas que conforman los anillos se mantengan en fila gracias a la acción de satélites "pastores", como lo son las lunas de Saturno, que con sus ondas gravitacionales arrían la superficie de los anillos y los mantienen en orden. En la Tierra, en cambio, habría una constante lluvia de micro-meteoritos que -si bien la mayoría nunca llegaría al suelo-, dañarían a los satélites que actualmente tenemos en órbita, ya que quedarían atrapados entre la Tierra y este travesaño cósmico.
Por eso, el plan de un anillo artificial requiere también la colocación de un asteroide pastor, el cual sería traído desde el espacio exterior por medio de propulsores y debería medir cerca de 1 km y tener una masa equivalente al 6% de la masa del anillo (medio elefante por cada metro cúbico del asteroide).
Nada de eso es imposible, pero nuevos estudios sugieren que el viento solar y la gravedad desestabilizarían al anillo de tal modo que terminaría desparramándose hasta formar pequeños anillos sobre los polos -cosa que no es de mucha utilidad, y menos para Papá Noel-, por lo que los cálculos deberán ser mucho más precisos si se toma en serio esta alternativa.
Otro plan también contemplado por la NASA es crear el anillo mediante naves diseñadas especialmente para ello, con "sombrillas" retráctiles, en lugar del polvo de meteoritos. El espectáculo visual sería mucho menos elegante, pero ofrecería un mayor nivel de control climático; sería casi como las nubes a control remoto que más de una vez fantaseé en la playa.
Más allá de que el futuro se caracteriza por ser bastante incierto, una de las cosas que rescato de la problemática ambiental es que trabaja como musa empujando los límites del ingenio siempre un poco más.
Por ahora, todo esto es demasiado complicado y costoso. Hay otras opciones más que interesantes para enfrentar el calentamiento, pero hablaré de ellas en otro momento... Mientras tanto, la próxima vez que mires el cielo no olvides que es sólo uno de los cielos posibles y que, quizá algún día, podría parecerse al sueño colectivo de van Gogh y Disco Stu.
Información sobre el anillo artificial en Earth Rings for Planetary Environment Control [PDF] - Las imágenes son de la animación de Roy Prol.
En realidad, esta [ast]romántica idea no es nada nueva. Desde el siglo XVII que los astrónomos se vienen preguntando cómo sería tener anillos en la Tierra, y no fueron pocos los que especularon, ya en los tiempos de Newton, que nuestro planeta era capaz de remontar anillos entre las nubes y la Luna.
Siglos más tarde, algunos cálculos llegaron incluso a sugerir que la Tierra tuvo anillos en algún momento -quizá hasta 16 anillos diferentes en distintas épocas durante los últimos 3.000 años-. Habrían sido creados por impactos de meteoritos en ángulos muy abiertos, pero no tuvieron la suerte de sobrevivir más que unos cientos de años.
Yendo más allá, una teoría más nueva sugirió que los restos caídos de estos anillos pudieron haber causado la extinción masiva del Eoceno (hace 35 millones de años) que acabó con varias especies animales (no con los dinosaurios; esa es otra película), así como otro anillo gigantesco podría haber ensombrecido y enfriado la Tierra, provocando una glaciación hace 570 millones de años.
Al estar conformados por objetos de distintos tamaños y masas, los anillos se van agrupando a diferentes distancias del planeta, siempre de acuerdo al Límite de Roche, y terminan creando configuraciones originales en cada planeta.
El resultado suele ser un grupo de anillos concéntricos, cada uno con su propia órbita, girando a distintas velocidades de acuerdo a la distancia (cuanto más lejos, más rápido) y con un color y brillo específico de acuerdo a sus materiales.
Si la Luna es un espectáculo magnífico, imagina millones de pequeños satélites girando día y noche a apenas unos miles de kilómetros de altura.
De haberlos, los anillos de la Tierra estarían alineados con el ecuador y formando un plano perpendicular a la superficie. El show sería muy distinto desde cada lugar del mundo: desde el ecuador, por ejemplo, los anillos de la Tierra se verían como un delgado rayo láser desvistiendo la noche en dos; desde las ciudades más cercanas a los polos, en cambio, los anillos se asomarían desde el horizonte como puentes sin principio ni fin.
Por las noches, reflejarían la luz solar como lo hace la vieja y querida Luna, aunque el espectáculo sería bastante más dinámico, tanto que aún habría varios hippies sentados en Woodstock. El lado negativo es que los anillos opacarían el escaso protagonismo que aún tienen las estrellas y cualquier otro fenómeno celeste.
De día, probablemente, los anillos bloquearían hasta un tercio de la luz, arrastrando sombras zigzagueantes de polo a polo. La temperatura media, en consecuencia, sería más baja en casi todo el mundo (quizá hasta dos grados menos), ya que los anillos dispersarían la energía del Sol con la misma eficacia con que una flatulencia dispersa a los pasajeros de un ascensor.
Dicho esto, es difícil no pensar en la posibilidad de crear un sistema de anillos artificiales para combatir el calentamiento global. La NASA incluso evaluó seriamente esa posibilidad, y las conclusiones fueron bastante interesantes.
Anilos artificiales para frenar el calentamiento global
El calentamiento global, ya sea causado por el Hombre o no, es algo que en algún momento deberemos combatir de forma activa, y esta es una de las ideas más interesantes que nació para tal fin.
Un anillo artificial podría estar formado por partículas de meteoritos de apenas milímetros o micrones de espesor, estaría a una distancia mucho menor que la de Saturno con respecto a sus anillos y soltaría su sombra principalmente sobre los trópicos. Esta sombra oscilaría como una "S" durante el transcurso de las estaciones, yendo desde una delgada línea sobre el ecuador en primavera y otoño hasta una mancha kilométrica en invierno y verano.
Las ventajas de un anillo artificial serían muchas, además de las climáticas: actuaría como un escudo que nos protegería de eventuales meteoritos, reflejaría las ondas de radio, creando un amplificador natural para las comunicaciones internacionales, y reduciría la radiación proveniente del espacio, así como eliminaría significativamente la necesidad de iluminación nocturna artificial.
En las zonas ubicadas a 45º de latitud (como Europa y el sur de Argentina), la iluminación nocturna sería muy distinta; a medianoche habría una luz equivalente a la que darían 12 lunas llenas al mismo tiempo, equiparando 48 lunas a eso de las 3 AM. Los atardeceres también serían surcados por un arco iris plateado 22 veces más brillante que la luna llena, por lo que anochecería más tarde y del mismo modo amanecería más temprano, casi nunca dejando al planeta en completa oscuridad.
El problema es que construir semejante anillo costaría cientos de billones de dólares y alteraría de forma imprevisible el comportamiento de ciertos animales y el crecimiento de las plantas, sin mencionar los posibles efectos sobre vampiros, hombres-lobo y poetas.
Por otro lado, en otros planetas, lo normal es que las partículas que conforman los anillos se mantengan en fila gracias a la acción de satélites "pastores", como lo son las lunas de Saturno, que con sus ondas gravitacionales arrían la superficie de los anillos y los mantienen en orden. En la Tierra, en cambio, habría una constante lluvia de micro-meteoritos que -si bien la mayoría nunca llegaría al suelo-, dañarían a los satélites que actualmente tenemos en órbita, ya que quedarían atrapados entre la Tierra y este travesaño cósmico.
Por eso, el plan de un anillo artificial requiere también la colocación de un asteroide pastor, el cual sería traído desde el espacio exterior por medio de propulsores y debería medir cerca de 1 km y tener una masa equivalente al 6% de la masa del anillo (medio elefante por cada metro cúbico del asteroide).
Nada de eso es imposible, pero nuevos estudios sugieren que el viento solar y la gravedad desestabilizarían al anillo de tal modo que terminaría desparramándose hasta formar pequeños anillos sobre los polos -cosa que no es de mucha utilidad, y menos para Papá Noel-, por lo que los cálculos deberán ser mucho más precisos si se toma en serio esta alternativa.
Otro plan también contemplado por la NASA es crear el anillo mediante naves diseñadas especialmente para ello, con "sombrillas" retráctiles, en lugar del polvo de meteoritos. El espectáculo visual sería mucho menos elegante, pero ofrecería un mayor nivel de control climático; sería casi como las nubes a control remoto que más de una vez fantaseé en la playa.
Más allá de que el futuro se caracteriza por ser bastante incierto, una de las cosas que rescato de la problemática ambiental es que trabaja como musa empujando los límites del ingenio siempre un poco más.
Por ahora, todo esto es demasiado complicado y costoso. Hay otras opciones más que interesantes para enfrentar el calentamiento, pero hablaré de ellas en otro momento... Mientras tanto, la próxima vez que mires el cielo no olvides que es sólo uno de los cielos posibles y que, quizá algún día, podría parecerse al sueño colectivo de van Gogh y Disco Stu.
Información sobre el anillo artificial en Earth Rings for Planetary Environment Control [PDF] - Las imágenes son de la animación de Roy Prol.
tengo una pequeña duda, si hay tanta luz, ¿afectaría demasiado como para cambiar los husos horarios? o se tendría que buscar otra forma
ResponderEliminarquizá hasta 16 anillos diferentes en distintas épocas durante los últimos 3.000 años
ResponderEliminar¿Está bien este número? Si es así debería haber registro de los anillos en los escritos de alguno de los tantos que estudio el cielo desde los egipcios a nosotros.
los anillos dispersarían la energía del Sol con la misma eficacia con que un pedo dispersa a los pasajeros de un ascensor. ¡Qué linda imagen literaria! Y nos encantó la sutil ironía de usar esta alegoría de emisión de gases como pie a los problemas del calentamiento global...
(medio elefante por cada metro cúbico del asteroide).
Es imposible eso. Greenpeace no lo permitiría jamás (aparte del enchastre que dejaría)
Muy interesante todo. Nosotros miramos el videito y pensamos: "Mirá qué lindo". Jamás se nos ocurrió ponernos a pensar todas estas cosas que comentás. Sos un grosso, sabelo.
yo pensé al respecto de algún registro histórico que hubiese al respecto si estos anillos existieron, y si mal no recuerdo en varias mitologías (especialmente la nórdica) existe un puente arco iris entre el asgard y el midgard (el cielo y la tierra) el cual explicaría por ejemplo que la gente de la parte septentrional del mundo haya podido verlo tan claro con respecto a otras culturas, si este anillo existió me parece que aquella califica como muestra histórica y cabe pues dentro de el cálculo de el amigo de los niños: Ayreonauta, no crees?
ResponderEliminarDisculpa ke mi comentario no va a tener mucho que ver con tu noticia posteada, pero keria felicitarte realmetne por tu blog, lo encontre esta semana siendo redireccionado por un foro el cual suelo habituar, y la verdad ke ya me resive hasta notcias ke posteaste desde mediados de 2008 y esta lleno de cosas interesante, y me encanta la manera como los redactas, siempre metiendo un bocadito humoristico ("los anillos dispersarían la energía del Sol con la misma eficacia con que un pedo dispersa a los pasajeros de un ascensor") el cual nos saca una sonrisa.
ResponderEliminarEn fin, felicitaciones master, yo por lo menos ya tome este blog como cabecera para cuando tengo tiempo libre informarme de cosas interesantes..............
Saludos. Dumbo.................
Como comenta NonSancto Greenpeace (y yo) seguramente se opondría a la creación de estos anillos. La evolución no van tan aprisa como los cambios que ocasionamos de manera directa o indirecta a nuestro hábitat y pienso que esos anillos serían parte de un nuevo desequilibrio ambiental. Mejor vamos limpiando nuestro lugar y seguir abriendo brecha para que tal vez no nosotros pero nuestra decendencia pueda ir directamente a Júpiter o a Saturno o ya los mas pesudos a nuestra galaxia vecina a conocer planetas anillados. Pero bueno, además de esto muy buenas tus observaciones in duda y que chidas imagenes.
ResponderEliminar@VonHellstaker, seguramente cada país debería ajustar sus relojes para sacarle un máximo provecho a la noche, que sería más corta en todos lados, pero cambiar los husos a nivel mundial no serviría de mucho porque esencialmente se mantendría el mismo comportamiento de "el Sol saliendo por el este y ocultándose por el oeste".
ResponderEliminar@NonSancto, sé que suena raro y que la intuición dice que deberían ser miles o miles de millones de años, pero eso es lo que dice la investigación. Más precisamente, habla sobre una gran actividad de meteoritos entre los años 800 AC y 1750. Su idea proviene de un análisis que requiere bastante paciencia: se catalogó todos los meteoritos por fecha y se llegó a la conclusión de que comenzaban a caer luego de que uno grande chocara con la Tierra; luego la actividad paraba, indicando la estabilidad del anillo, y más tarde comenzaba otro pico, correspondiente a la desaceleración que proveía la atmósfera. También se encontró que los "dibujos" que hacían los meteoritos eran en formas de U. Claro que hablamos de anillos que seguramente no fueran visibles a simple vista, pero es lo que hay.
El cálculo del elefante se basa en la suposición de que la masa del mismo es de unos 2.800 kg/m3, que es la que suelen tener los elefantes por dentro -y Greenpeace nunca se quejó-.
@Kangrejoman, en un contexto científico, no suele dar muchos resultados -más que estimular la imaginación- el buscar ese tipo de registros. Podríamos terminar sospechando que los deportistas olímpicos descienden de los dioses del Olimpo, o cualquier cosa que haya surgido de la imaginación poética. Pero es interesante la posible conexión; quién sabe...
@Dumbo, gracias, vuelva prontos.
@Mónica, cualquiera en su sano juicio creería que es una locura crear anillos, pero hay ciertos futuros "hipotéticos" en donde estaría bien justificado hipotecar el cielo para salvar la Tierra. Espero que no.
ResponderEliminarAdemás, podrían, si se usara la opción de las naves, usar paneles solares para generar mucha energía
ResponderEliminarFuahh... en las fotos se ve fantástico. Aunque los experimentos de este tipo suelen darme miedo, es muy interesante todo lo que contás, incluso entendiendo una octava parte nomás.
ResponderEliminar¡Saludo!
Hace poco varios amigos y yo hablábamos de los cambios que le han venido sucediendo a la humanidad en los últimos 100 años, nostalgia quizás por los eventos que en 2010 se celebraran en México. Pero me llama la atención que uno de los puntos que tocamos fue precisamente el de los problemas ambientales, y el como a venido impulsando el desarrollo de nuevas tecnologías.. o al menos ha removido consciencias para obligarnos a buscar soluciones. Una de las sugerencias que un amigo hizo, fue precisamente buscar la manera de reflejar cierta cantidad de calor al espacio para regular la temperatura de la tierra, similar a lo que plantea este artículo.
ResponderEliminarSin embargo, después de explorar distintas opciones, llegamos a considerar que el principal problema sigue siendo el ser humano...
Me siento algo decepcionada en este momento por habernos convertido en la peste del planeta.. pero si nosotros no hubiéramos estado jamás aquí?? Quien sería el testigo de todo lo que este planeta nos ha dado?? Me recuerda esa frase o acertijo que imagino todos escuchamos hace tiempo: "Si un árbol cae en el bosque, pero nadie lo sabe, nadie lo escucho, nadie supo siquiera que el árbol estuvo ahí... ese árbol realmente existió?"
Quizás estamos aquí solo para apreciar, para dar a conocer que hay vida en el planeta... pero hasta que no encontremos algún E. T. seguimos siendo arboles, destruyendo nuestro propio bosque.
Desde el punto meramente estético me encanta la idea de los anillos terrestres, pero con tres películas de matrix en el subconsciente creo que eso de tirar cosas en la estratosfera me mete miedo, si alguien vio alguna vez Cowboy Bebop, en esa historia la luna se destruyo en un accidente y la tierra tiene un hermoso anillo plateado a su alrededor, y el inevitable hecho de que muchos pedazos los arrastró la tierra y esta también cambio su geografía con los miles de meteros que la golpearon.
ResponderEliminarOvejeando por la red me encontré con un documental que hablaba de que pronto la tierra va a formar un anillo, pero de basura espacial lo cual es un gran impedimento para la industria espacial porque los pedazos tienen el mal gusto de viajar a mach 6 y es como que algo peligroso para los cohetes espaciales(en lo personal parecen un misil con una sillita en la punta pero bueno), y ni hablar para los astronautas, igual lo que dijiste del calentamiento global es excelente, refrigelación pasiva para la tierra...
esto me recuerda un poco a matrix,cuando los humanos "queman" el cielo
ResponderEliminarMuy bonito el post... tengo muchas cosas para decir al respecto, pero bueno... son las obvias :P
ResponderEliminarP.d: la verdadera razón por la que comento es que quiero que veas algo jaja... están cada día más locos estos científicos:
http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/europe/bulgaria/6650677/Aliens-already-exist-on-earth-Bulgarian-scientists-claim.html
Todo es posible... Aunque últimamente no le creo a nada a Telegraph, después de que publicara una estupidez vergonzosa sobre la supuesta "conspiración" del calentamiento global.
ResponderEliminarDebe estar manejado por el grupo clarín :P
ResponderEliminarhay q ver, el tiempo lo dira todo. me encanta este blog, es re tarde y ya me lei un par de cosas.
ResponderEliminarDave
jajajaj no se por k dices que afectaria a los poetas, seria toda una musa cada uno de los anillos de la tierra... imagina esta frace: quisiera estar contigo caminando sobre los anillos de la tierra, disfrutando estar tomado de tu mano y admirando el horisonte donde esta nuestro lugar de origen... jajajajaja buena inspiracion no cres?? xD
ResponderEliminaraclaracion: la frase es para mi novia no para ti... jjajajja xD
buen post..
Jammin xD
ooo que genial!!si me encanta la idea de los anillos no lo habia pensado pero pues seria mejor para la tierra y seria un lugar atractivo para cualquier ser extraterrestre que quiera unas vacacionsitas jejej
ResponderEliminarbueno estuvo interesante eh de verdad sales me voy adios!
De hecho, hay micro anillos artificiales formados por la basura de los viajes espaciales de los astronautas, son accidentales y muy característicos del sello de la humanidad
ResponderEliminarWow pensaba q ya me había leído todos los post anteriores de cibermitaños o.O este esta muuy bueno! :)
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