Robots carnívoros
Máquinas que generan su propia energía cazando animales...
29/10/16
Hoy me encontré con unos robots (no literalmente) que generan su propia energía cazando insectos y animales pequeños. ¿Cómo la generan? Igual que nosotros: digiriéndolos. Son verdaderas máquinas carnívoras. De por sí, estos robots -que muestro más abajo- no tienen demasiada utilidad; sólo cazan moscas y ratones, pero me hicieron pensar en el futuro, específicamente en uno donde haya muchos robots y poca energía...
No es nada alarmante: se trata de tres trampas mecánicas diseñadas para producir su propia energía por medio de celdas de digestión artificial basadas en bacterias anaeróbicas que descomponen los organismos de sus presas en azúcares. La energía que puede generar uno de estos muebles carnívoros es muy poca, teniendo en cuenta las calorías que aporta una mosca, pero la idea bien podría funcionar a una escala un tanto más... aterradora.
Si ya una mesa que come carne suena bastante extraño, cuando lo analizamos más a fondo, se vuelve más extraordinario aún. Estamos hablando de robots autosuficientes... aunque, por ahora, no tienen inteligencia. Sin embargo, existiendo ya la tecnología, nada impide crear una máquina que pueda elegir y buscar lo que va a comer.
Con la misma ciencia, ya se está diseñando una flota de 100 Ecobots, robots marinos que se alimentan de plancton y respiran oxígeno. Los creó la NOAA (que es como la NASA del agua) para explorar en detalle las profundidades del océano. Estos robots podrían ser culpables de una terrible tragedia: que haya material suficiente como para que la saga Tiburón nunca termine.
Lo que en realidad quiero decir con esto es que los robots carnívoros y autosuficientes ya se están volviendo cosa común. No sería raro, por ejemplo, que los japoneses sacaran al mercado un perro robótico al que hubiera que darle un pedazo de carne todos los días para que siga funcionando, o –algo más útil– una maceta que se coma las babosas que atacan a la planta, etc.
Pero vayamos más allá... Ser autosuficiente es una ventaja, por un lado, y por otra parte significa que no hay ayuda externa y, como todo ser que subsiste por sí mismo, un robot que no come se apaga (muere), y obviamente no puede volver a cazar, por lo que debe hacerlo con cierta frecuencia, aunque su misión no lo requiera...
Por ejemplo, imaginemos un robot destinado a mantener una zona limpia de serpientes venenosas u otros animales peligrosos. Este robot tiene patas o ruedas, ya que estando fijo sería de poca utilidad, y está equipado con ciertas armas para lograr cazar y defenderse de posibles depredadores. También tiene cierto grado de Inteligencia Artificial que le permite distinguir una presa de un amigo, resguardarse del mal tiempo y economizar su energía disponible.
Ahora, supongamos que pasa algún tiempo sin que aparezca ninguna serpiente y su batería orgánica comienza a agotarse. Si los microbios de su sistema digestivo no digieren algo pronto, morirán y el robot se apagará sin posibilidad de poder despertar por su cuenta... Y podría verse obligado a cazar otro tipo de presas para subsistir. Quizá abandone su zona asignada buscando nuevas fuentes de energía. O una novia. Quizá decida atacar a otro robot porque compite por sus recursos. Quizá llegue a una ciudad y las luces lo desorienten, y termine confundiendo un brazo humano con una serpiente. O patinando en algún programa de TV. Quién sabe...
Está bien. Es muy poco probable que se diseñe una máquina tan peligrosa. Después de todo, el Hombre es un ser muy responsable... ¿no?
Me voy a comer.
No es nada alarmante: se trata de tres trampas mecánicas diseñadas para producir su propia energía por medio de celdas de digestión artificial basadas en bacterias anaeróbicas que descomponen los organismos de sus presas en azúcares. La energía que puede generar uno de estos muebles carnívoros es muy poca, teniendo en cuenta las calorías que aporta una mosca, pero la idea bien podría funcionar a una escala un tanto más... aterradora.
Si ya una mesa que come carne suena bastante extraño, cuando lo analizamos más a fondo, se vuelve más extraordinario aún. Estamos hablando de robots autosuficientes... aunque, por ahora, no tienen inteligencia. Sin embargo, existiendo ya la tecnología, nada impide crear una máquina que pueda elegir y buscar lo que va a comer.
Con la misma ciencia, ya se está diseñando una flota de 100 Ecobots, robots marinos que se alimentan de plancton y respiran oxígeno. Los creó la NOAA (que es como la NASA del agua) para explorar en detalle las profundidades del océano. Estos robots podrían ser culpables de una terrible tragedia: que haya material suficiente como para que la saga Tiburón nunca termine.
Lo que en realidad quiero decir con esto es que los robots carnívoros y autosuficientes ya se están volviendo cosa común. No sería raro, por ejemplo, que los japoneses sacaran al mercado un perro robótico al que hubiera que darle un pedazo de carne todos los días para que siga funcionando, o –algo más útil– una maceta que se coma las babosas que atacan a la planta, etc.
Pero vayamos más allá... Ser autosuficiente es una ventaja, por un lado, y por otra parte significa que no hay ayuda externa y, como todo ser que subsiste por sí mismo, un robot que no come se apaga (muere), y obviamente no puede volver a cazar, por lo que debe hacerlo con cierta frecuencia, aunque su misión no lo requiera...
Por ejemplo, imaginemos un robot destinado a mantener una zona limpia de serpientes venenosas u otros animales peligrosos. Este robot tiene patas o ruedas, ya que estando fijo sería de poca utilidad, y está equipado con ciertas armas para lograr cazar y defenderse de posibles depredadores. También tiene cierto grado de Inteligencia Artificial que le permite distinguir una presa de un amigo, resguardarse del mal tiempo y economizar su energía disponible.
Ahora, supongamos que pasa algún tiempo sin que aparezca ninguna serpiente y su batería orgánica comienza a agotarse. Si los microbios de su sistema digestivo no digieren algo pronto, morirán y el robot se apagará sin posibilidad de poder despertar por su cuenta... Y podría verse obligado a cazar otro tipo de presas para subsistir. Quizá abandone su zona asignada buscando nuevas fuentes de energía. O una novia. Quizá decida atacar a otro robot porque compite por sus recursos. Quizá llegue a una ciudad y las luces lo desorienten, y termine confundiendo un brazo humano con una serpiente. O patinando en algún programa de TV. Quién sabe...
Está bien. Es muy poco probable que se diseñe una máquina tan peligrosa. Después de todo, el Hombre es un ser muy responsable... ¿no?
Me voy a comer.