Cómo colonizar Marte
Todo lo necesario para que triunfes en tu misión de conquistar nuevos mundos.
22/3/09
En esta nueva entrega del Manual del Villano, veremos qué hacer luego de haber logrado que la Tierra se parezca a Marte. La cosa es así: "alguien", tarde o temprano, va a colonizar el planeta vecino y es preferible que sea alguien que yo conozca, así me invita a pasear. Pero puede no ser tan sencillo dominarlo y por eso a continuación revelo los detalles necesarios para que triunfes en tu misión de conquistar nuevos mundos...
Marte tiene muchos puntos en contra: sus noches son muy frías (unos 100ºC más frías que en este planeta); en ocasiones las tormentas de arena roja cubren el cielo durante semanas, aunque cuando se despeja hay un bonito cielo azul, y, para colmo, en Marte no hay Oxígeno (es casi todo Dióxido de Carbono).
Pero también tiene un par de puntos a favor: posee suficiente agua como para hundir un millón de Titanics y está bastante cerca de nuestra guarida siniestra (54 millones de kilómetros); el día marciano dura casi lo mismo que el nuestro (24 horas con 39 minutos terrestres) y la inclinación de su eje es casi idéntica a la de la Tierra, lo cual le propiciará primaveras donde las flores se sientan a gusto.
Como primera medida, debemos hacer que el objetivo sea un poco más hospitalario: hay que terraformarlo. Para ello, existen tres fases bien definidas que harán de Marte un paraíso repleto de vida que luego podremos extinguir a nuestro antojo...
Paradójicamente, la experiencia fruto de nuestras actividades destructivas aquí en la Tierra es la que nos dará el conocimiento para revivir a Marte. Concretamente: necesitamos darle al planeta rojo una atmósfera respirable, y lo haremos generando un pequeño calentamiento global.
Como cualquier villano sabe, calentar un planeta es fácil: sólo hay que llenarlo con gases de efecto invernadero. Para esto, la primera opción es llevar todos nuestros vehículos y fábricas hasta allí, pero, lamentablemente, no hay petróleo en Marte, porque no hubo dinosaurios (lo cual hubiese sido fenomenal).
¿De qué otra manera podemos lograr el efecto invernadero? Bueno, hay varios gases que contribuyen a esto, además del CO2: el metano, el ozono, los famosos CFC de los aerosoles y el vapor de agua.
Entonces, lo que haremos es aprovechar el agua marciana para crear este último gas. Ubicando enormes espejos espaciales (de unos 100 km de diámetro), redirigiremos la luz solar hacia los lagos subterráneos y glaciares polares. En el transcurso de unos cien años, habrá en la atmósfera vapor suficiente como para que ésta atrape por sí misma más rayos solares y así elevar la temperatura hasta un nivel aceptable. También por efecto de esto, los polos comenzarán a derretirse (eso ya lo sabemos muy bien), desparramando agua líquida por toda la superficie y, en cuestión de cuatro mil millones de años, habrá nuevos océanos para ejercer la sobrepesca y filmar Tiburón 6 (sí, ya hay cinco).
También hay una técnica alternativa que consiste en crear plantas nucleares que no necesiten supervisión y liberen todo el Dióxido de carbono necesario. Diez de estas centrales nucleares elevarían la temperatura marciana unos 100ºC en poco más de 15 años.
Y, si todo esto falla, propongo como plan B (¿o C?) usar el agua para crear muchos bosques y luego talarlos indiscriminadamente. Eso funcionó en la Tierra y debería funcionar en Marte o en China.
Crear un ecosistema propicio es muy fácil. Por ejemplo, Dios tardó unos 6 días en lograrlo, y la Evolución un poquito más, pero las pruebas de su éxito están a la vista. Tomaremos como modelo el método evolutivo que, aunque es más largo, no requiere después andar escuchando las quejas de las nuevas criaturas ni sus comentarios apocalípticos escritos en mayúsculas.
Comenzaremos con exportar algunas bacterias, que tienen varios puntos a favor: se pueden llevar en el bolsillo y pueden realizar la fotosíntesis para crear enormes cantidades de Oxígeno en poco tiempo, y, a diferencia de los árboles, no hay que regarlas continuamente ni podarlas sin razón alguna.
Eso sí: conseguir las bacterias adecuadas no es tarea sencilla; no pueden ser de cualquier clase. Posiblemente haya que modificarlas genéticamente para que sean capaces de soportar los grandes cambios de temperatura marciana y la fuerte radiación ultravioleta que la superficie recibe del Sol. Pero no es imposible; la bacterias se adaptan a todo en poco tiempo y quizá baste con someterlas a una cámara que recree las condiciones marcianas en la Tierra (es lo que quiso hacer Hitler con los judíos, pero le salió mal).
Ahora sí, teniendo la casa en orden, podemos traer a la invitada de honor: la Flora. Doña Flora se encargará de transformar el resto del CO2 en O2 y mantener la relación constante, estabilizar la temperatura y permitir que en pocos años los humanos instalen playas nudistas sin necesidad de usar casco.
Pero esta tercera etapa tiene un truco: es necesario recolectar las plantas que van muriendo, porque si no generarían Dióxido de Carbono al descomponerse y todo habría sido en vano. (nota personal: recordar llevar bacterias que transformen las plantas en biocombustible)
Finalmente, sólo resta esperar, digamos, mil años. Pero no se desesperen: seguro que en ese lapso me salen dos o tres posts entretenidos para hacer la espera menos amarga.
Bueno, el planeta debe quedarte como en la siguiente foto. Si es demasiado rojo, demasiado azul o demasiado verde, es porque algo hiciste mal. Revisa todos los pasos cuidadosamente antes de dejar comentarios diciendo "no me funciona, hayuda, hayuda".
Ah, lo olvidaba: se necesitan unos 20 mil millones de dólares para hacer una expedición. ¡No se vayan! A la salida estaré vendiendo rifas para recolectar el dinero necesario... Señora, ¿levantó la mano?
Aprende a dominar el mundo con el Manual del Villano
Introducción a las ciencias marcianas
Marte tiene muchos puntos en contra: sus noches son muy frías (unos 100ºC más frías que en este planeta); en ocasiones las tormentas de arena roja cubren el cielo durante semanas, aunque cuando se despeja hay un bonito cielo azul, y, para colmo, en Marte no hay Oxígeno (es casi todo Dióxido de Carbono).
Pero también tiene un par de puntos a favor: posee suficiente agua como para hundir un millón de Titanics y está bastante cerca de nuestra guarida siniestra (54 millones de kilómetros); el día marciano dura casi lo mismo que el nuestro (24 horas con 39 minutos terrestres) y la inclinación de su eje es casi idéntica a la de la Tierra, lo cual le propiciará primaveras donde las flores se sientan a gusto.
Como primera medida, debemos hacer que el objetivo sea un poco más hospitalario: hay que terraformarlo. Para ello, existen tres fases bien definidas que harán de Marte un paraíso repleto de vida que luego podremos extinguir a nuestro antojo...
Técnicas de terraformación marciana
Paradójicamente, la experiencia fruto de nuestras actividades destructivas aquí en la Tierra es la que nos dará el conocimiento para revivir a Marte. Concretamente: necesitamos darle al planeta rojo una atmósfera respirable, y lo haremos generando un pequeño calentamiento global.
Como cualquier villano sabe, calentar un planeta es fácil: sólo hay que llenarlo con gases de efecto invernadero. Para esto, la primera opción es llevar todos nuestros vehículos y fábricas hasta allí, pero, lamentablemente, no hay petróleo en Marte, porque no hubo dinosaurios (lo cual hubiese sido fenomenal).
¿De qué otra manera podemos lograr el efecto invernadero? Bueno, hay varios gases que contribuyen a esto, además del CO2: el metano, el ozono, los famosos CFC de los aerosoles y el vapor de agua.
Entonces, lo que haremos es aprovechar el agua marciana para crear este último gas. Ubicando enormes espejos espaciales (de unos 100 km de diámetro), redirigiremos la luz solar hacia los lagos subterráneos y glaciares polares. En el transcurso de unos cien años, habrá en la atmósfera vapor suficiente como para que ésta atrape por sí misma más rayos solares y así elevar la temperatura hasta un nivel aceptable. También por efecto de esto, los polos comenzarán a derretirse (eso ya lo sabemos muy bien), desparramando agua líquida por toda la superficie y, en cuestión de cuatro mil millones de años, habrá nuevos océanos para ejercer la sobrepesca y filmar Tiburón 6 (sí, ya hay cinco).
También hay una técnica alternativa que consiste en crear plantas nucleares que no necesiten supervisión y liberen todo el Dióxido de carbono necesario. Diez de estas centrales nucleares elevarían la temperatura marciana unos 100ºC en poco más de 15 años.
Y, si todo esto falla, propongo como plan B (¿o C?) usar el agua para crear muchos bosques y luego talarlos indiscriminadamente. Eso funcionó en la Tierra y debería funcionar en Marte o en China.
Introducir vida en Marte
Crear un ecosistema propicio es muy fácil. Por ejemplo, Dios tardó unos 6 días en lograrlo, y la Evolución un poquito más, pero las pruebas de su éxito están a la vista. Tomaremos como modelo el método evolutivo que, aunque es más largo, no requiere después andar escuchando las quejas de las nuevas criaturas ni sus comentarios apocalípticos escritos en mayúsculas.
Comenzaremos con exportar algunas bacterias, que tienen varios puntos a favor: se pueden llevar en el bolsillo y pueden realizar la fotosíntesis para crear enormes cantidades de Oxígeno en poco tiempo, y, a diferencia de los árboles, no hay que regarlas continuamente ni podarlas sin razón alguna.
Eso sí: conseguir las bacterias adecuadas no es tarea sencilla; no pueden ser de cualquier clase. Posiblemente haya que modificarlas genéticamente para que sean capaces de soportar los grandes cambios de temperatura marciana y la fuerte radiación ultravioleta que la superficie recibe del Sol. Pero no es imposible; la bacterias se adaptan a todo en poco tiempo y quizá baste con someterlas a una cámara que recree las condiciones marcianas en la Tierra (es lo que quiso hacer Hitler con los judíos, pero le salió mal).
Cuidar el nuevo planeta
Ahora sí, teniendo la casa en orden, podemos traer a la invitada de honor: la Flora. Doña Flora se encargará de transformar el resto del CO2 en O2 y mantener la relación constante, estabilizar la temperatura y permitir que en pocos años los humanos instalen playas nudistas sin necesidad de usar casco.
Pero esta tercera etapa tiene un truco: es necesario recolectar las plantas que van muriendo, porque si no generarían Dióxido de Carbono al descomponerse y todo habría sido en vano. (nota personal: recordar llevar bacterias que transformen las plantas en biocombustible)
Finalmente, sólo resta esperar, digamos, mil años. Pero no se desesperen: seguro que en ese lapso me salen dos o tres posts entretenidos para hacer la espera menos amarga.
Bueno, el planeta debe quedarte como en la siguiente foto. Si es demasiado rojo, demasiado azul o demasiado verde, es porque algo hiciste mal. Revisa todos los pasos cuidadosamente antes de dejar comentarios diciendo "no me funciona, hayuda, hayuda".
Ah, lo olvidaba: se necesitan unos 20 mil millones de dólares para hacer una expedición. ¡No se vayan! A la salida estaré vendiendo rifas para recolectar el dinero necesario... Señora, ¿levantó la mano?
Aprende a dominar el mundo con el Manual del Villano